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#64

PERDIDO EN EL TIEMPO

LA LECCIÓN DE PINTURA por Samuel Olivares


Aguiar es un hombre que está en sus cincuentas, un boticario de un pueblo, pequeño, rural y dividido por las clases sociales. Él, de clase acomodada, le gusta pintar, un hobby que desarrolla con gran pasión a pesar de no tener mucho talento. Elvira una joven madre soltera llega al pueblo con su pequeño hijo. La mujer como puede se las arregla para vivir y rápidamente consigue trabajo con Aguiar en la droguería. De aquí en adelante la película avanza de forma elíptica y un tanto precipitada a ratos, el recién nacido pasa a ser un niño de cinco años el cual se gana el cariño del boticario, quien le intenta enseñar a escribir y sumar. Es en estas clases en las cuales el hombre descubre el gran talento del niño para dibujar y pintar. De ahí en adelanta la historia avanza, sin cautivar ni sorprender mucho, pero logra entramar un relato fácil de seguir.

Es indefinible el tiempo y el espacio en el cual toma lugar la cinta, en términos de historia se supone que son los años sesenta, pero en visualidad da la sensación de un lugar de comienzos del siglo XX, un campo muy estereotipado y más que ser un campo chileno, es un ambiente rural que puede ser cualquier lugar, en donde el habla (los actores extranjeros y su acento nunca terminan de encajar con naturalidad dentro del entorno) contribuye en gran medida a disociar el espacio, más que unificarlo como un todo. Ambos aspectos quizás podrían ser puntos a favor para darle cierta “universalidad” a la cinta, sin embargo paulatinamente la historia comienza a ser rondada por los sucesos políticos de la época previa al golpe militar, lo cual comienza a entorpecer y ensuciar un relato que busca hablar del talento y como un niño va descubriendo sus capacidades. Es así como la película toma un vuelco histórico-político que no logra dar ninguna dimensión ni profundidad a la historia ni a los personajes.

La lección de Pintura, es un película de alto presupuesto y técnicamente está a la altura de una gran producción, pero la materia prima que sostiene la película, que serían el relato y las interpretaciones no son del todo precisas y terminan empalagando al metraje al poco andar. Es una película atemporal (a pesar de que busca situarse dentro de un tiempo histórico determinado, que son los años previos al golpe militar) no logra asentarse con claridad, y el paso del tiempo en los personajes es imperceptible, solo sabemos que los años pasan porque Augusto va creciendo, pero en diez años que transcurren, nadie envejece, nada cambia, todo está perfectamente adornado para que la historia de este niño prodigio de la pintura pueda avanzar sin muchos obstáculos, lo cual siempre hace sospechar y se vuelve gratuito y demasiado arbitrario, en donde además la película comienza a llenarse de lugares comunes tales como el hombre mayor solo que tiene una tensión sexual con la muchacha joven que trabaja junto a él, la mujer sola que se vuelve borracha, los ricos que desprecian a los pobres, el patrón de fundo que despotrica contra el resto sin problemas, etc.

La lección de pintura no solo es atemporal en la construcción de su relato, sino que como filme también está un poco desencajada en el panorama actual. Y haciendo un poco de ficción creo que si la película hubiese sido estrenada a finales de los noventa, podría haber tenido más relevancia, no por méritos fílmicos ni narrativos, sino porque hubiese respondido como la coronación del cine de esa época, una película costosa, con coproducciones extranjeras, actores extranjeros y que habla “de la historia del país y del arte.

 

Guión y Dirección: Pablo Perelman

Producción: Bertha Navarro, Teresa Fernández Cuesta, Andres Wood

Dirección de Fotografía: Serguei Saldivar Tanaka

Edición: Ángel Hernández Zoido

Sonido: Daniel de Zayas

Música: Julio de la Rosa

Reparto: Daniel Giménez Cacho, Verónica Sánchez, Juan José Susacasa, Catalina Saavedra, Edgardo Bruna

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